DESMONTAJE, LIMPIEZA Y REPARACION DE LIBROS
En casi todas ocasiones, a menos que
nos entreguen un libro en rama[1] o se
trate de una leve reparación, hay que desencuadernar el libro para después
poder trabajarlo y realizar una nueva encuadernación.
Con este nuevo tutorial quiero mostrar
como desmontar un libro formado por cuadernillos y dejarlo listo para proceder
a una nueva encuadernación, para ello hay que realizar tres procesos:
desmontaje, limpieza y reparación.
Normalmente los libros encuadernados
de más de cincuenta años la cola que tienen está pasada, como craquelada,
amarillea y si hay algún cuadernillo desprendido podemos quitar la cola
adherida fácilmente con un rejón, el proceso de desmontaje es más sencillo.
En los libros encuadernados más recientemente
utilizan una cola muy elástica y que ante temperaturas de 150 grados se funde,
dado que son éstos los libros que revisten a mi entender mayor dificultad para
su desmontaje voy a desarrollar este tutorial.
Tomo para ello un libro editado en el
año 2001.
Es un libro con cuadernillos y la cola
es la que emplean estas empresas que se dedican a encuadernar industrialmente.
El desmontaje del libro para los
amantes de la encuadernación es la manera más habitual de conseguir el libro
deseado (dado que en rama es bastante difícil) y encuadernarlo a nuestro gusto.
DESMONTAJE:
En primer lugar busco el centro de un
cuadernillo puede ser el primero, último o los del centro no importa el orden
siempre que las hojas del libro estén numeradas.
Con el rejón voy cortando todos los
hilos del cuadernillo seleccionado, tengo que procurar no rasgar el papel ni
taladrar con la punta del rejón …
Tranquilamente sin precipitarme voy
rompiendo cada una de las costuras del cuadernillo intentando cortar solamente
el hilo, para ello abro completamente el libro en ángulo de 180 grados o mayor
si se deja…
Ya tengo las costuras del primer cuadernillo rotas
Cada cuadernillo de este libro está formado por 6 bifolios doblados a la mitad que conforman 24 páginas del libro, lo que hago seguidamente es tomar los 5 bifolios internos del cuadernillo, con la mano derecha y tiro suavemente hasta desprenderlos del resto del libro…
El sexto bifolio de este cuadernillo
que no he sacado lo he dejado a propósito porque está pegado con la cola al
lomo del libro y si hubiera intentado sacarlo se habría rasgado.
Continúo con otro cuadernillo, busco
el centro y empiezo a cortar los hilos…
Una vez cortado todos los hilos vuelvo
a tomar los bifolios centrales de este cuadernillo dejando únicamente el
exterior y tirando suavemente lo retiro del libro.
Si veo que el rejón no me sirve para
cortar el hilo porque está muy escondido en el centro del cuadernillo recurro
al bisturí
Al final he retirado las partes externas
de todos los cuadernillos y me ha quedado el libro con los bifolios exteriores
de todos ellos pegados no solo al lomo sino entre ellos…
Queda una especie de libro fantasma…
De todos modos que he probado para despegar
los cuadernillos: congelando el libro y golpeando el lomo para que salte la
cola, este método maltrata el papel y además la cola no salta tan fácilmente
como indica algún video que circula por
la red, o bien con una plancha caliente
para fundir la cola y desprender los cuadernillos, este método es bastante
pringoso porque la cola se funde y suelta una especie de resina aceitosa que
impregna el lomo del cuadernillo y lo mancha irremediablemente; el método de la gasolina es a mi entender el
menos malo y el que utilizo.
Un bote de gasolina para recargar mecheros,
que se puede encontrar en estancos o en bazares chinos, es todo lo necesario y
además se puede guardar fácilmente para sucesivas ocasiones.
Aplico directamente con el bote de
gasolina a la unión de la hoja con la tapa del libro, en la siguiente imagen
aparece la zona humedecida con gasolina con una flecha, la mancha y el olor de
la gasolina desaparecen al poco tiempo.
A este mismo bifolio le aplico
gasolina directamente por la parte posterior, por la unión del siguiente
bifolio,
Y antes de que la gasolina se seque
tomo este bifolio y tiro de las dos hojas a la vez aumentando la tensión poco a
poco comprobando que la hoja se despega, si la tensión aplicada es tan alta que
puedo provocar la rotura de las hojas, repaso nuevamente con gasolina ambas
partes, generalmente el bifolio se va despegando lentamente conforme aplico la
tensión…
Y una vez que empieza a despegarse con
esa misma tensión acabo sacando el bifolio del resto del libro.
Repito el proceso humedezco con
gasolina ambas partes del siguiente bifolio y seguido tiro aumentando la
tensión comprobando su desprendimiento…
Sucesivamente hago lo mismo con todos
los bifolios pegados al lomo, humedezco con gasolina...
Y retiro uno a uno cada bifolio
aplicando esa tensión paulatina
Al final he conseguido despegar todos los bifolios de las tapas del libro y solo me queda retirar la cola adherida a la parte interna del lomo de las tapas, con la humedad de la gasolina aplicada sucesivamente a los bifolios despegados anteriormente se ha reblandecido la cola del lomo lo suficiente para retirarla fácilmente con el rejón.
Como se aprecia en la siguiente
fotografía la cola ha saltado en trozos relativamente grandes sin estropear el
lomo de las tapas.
LIMPIEZA:
Una vez que ya tengo desmontado el
libro completamente tengo que prepararlo
para encuadernarlo de nuevo y lo primero que ha que hacer es eliminar
los restos de cola que han quedado adheridos a los bifolios, normalmente en los
orificios donde pasaba el hilo de la costura están rellenos de esta cola.
Estos restos los suelo eliminar con la
punta del rejón o con un bisturí que
tenga punta redonda como el número 15
A veces aparece un filo de cola a lo
largo de todo el doblez del bifolio,
Y que al intentar separar provoca
rasgaduras o cortes en el papel, está
dentro de lo habitual
Del mismo modo repaso todos los
dobleces de estos bifolios que suelen contener restos de cola.
Ya tengo el libro desmontado, los
cuadernillos por un lado y las tapas por otro.
Si el libro que tengo que desmontar está
formado por hojas sueltas generalmente ya tiene algunas hojas desprendidas, es
el origen de que tengamos que encuadernarlo nuevamente, las voy arrancando
suavemente sin aplicar ningún producto solo tirando… (Hay que comprobar antes
que todas las páginas estén numeradas)
Voy separando hojas sucesivamente y las partes
que presentan más dificultad las dejo aparte para evitar rasgarlas.
A estas hojas mejor pegadas les aplico
gasolina como en el caso anterior solo
tengo que dar una fina pasada para humedecer la unión con las otras páginas.
En este caso es mucho más rápido el despegue
de las hojas, no precisan tanta tensión para arrancarlas.
Hay que limpiar los retos de cola, así como en
el caso anterior solo tenían cola los bifolios exteriores en este caso de hojas
sueltas hay que repasar cada una de ellas.
Poco o
mucho todas las hojas contienen algún resto de cola.
REPARACIÓN:
Como hemos visto anteriormente los
cuadernillos necesitan alguna pequeña reparación, sea tapar los orificios de
las costuras excesivamente grandes o las rasgaduras o roturas del doblez de los
cuadernillos
Para reparación de estos defectos se pueden
emplear a grosso modo tres formas, todas ellas consisten en tiras de material
celulósico que se adhieren al doblez del cuadernillo o a la rasgadura del papel
1 1) Cinta reparadora que se aplica con calor,
mediante una plancha o aplicador de calor, es el caso del Filmoplast bien en
cinta
o en rollos
2) Cinta reparadora, tisú papel japonés con
adhesivo que se pega mediante presión sin calor, es el caso de cintas de varias
marcas: Archival, Arcare, Lineco, etc..
3) Método clásico de
tiras de papel japonés al que se le aplica cola.
Este último
método es que utilizo habitualmente, tengo la opción de seleccionar el tono del papel japonés
para que se parezca más al color del papel que voy a reparar y el gramaje.
Suelen tener
tamaño de medio pliego 45x65 cm y el gramaje que empleo es de 45 gr/m² , lo hay
desde 12 gr/m².
Doblo el medio
pliego por la mitad y de nuevo otra vez más…
Para preparar las
tiras de tisú necesito una regla y pincel de agua…
Doblado el tisú
como aparece en la imagen siguiente y con ayuda de la regla dibujo una línea
húmeda a una distancia del extremo de aproximadamente de 0,8 cm.
La flecha indica
la línea húmeda por donde me permite desgarrar el papel más fácilmente…
Con un poco de
práctica se consigue romper la pieza de tisú tirando con los dedos y separando
la tira poco a poco…
Voy desplegando
la tira recién cortada…
Para reparar
todos los cuadernillos corto varias tiras del mismo modo
La ventaja que tiene el papel japonés sobre las cintas reparadoras es que posee una fibra mucho más larga y en todas direcciones de manera que al pegarse sobre la zona a reparar no hay un salto tan acusado de “grosor” y aumenta la superficie de contacto.
Seguidamente tomo
un trozo de tisú tan largo como la zona a reparar o un poco más, en mi caso voy
a reforzar todo el lomo del cuadernillo…
Coloco la tira de
tisú sobre un acetato, puede ser una maculatura…
Y le doy cola,
esta cola puede ser engrudo o una celulósica, como metil celulosa, tilosa, o
cualquiera de las que se utilizan en restauración.
Una vez que le he dado cola a la tira la levanto con el punzón, o similar
Voy retirando la tira de tisú de la zona de encolado tirando suavemente para que no se rompa
Y la voy
colocando sobre el lomo del cuadernillo
Con la práctica
este trabajo repetitivo no tiene ninguna dificultad.
Cuando está la
tira de tisú colocada en su sitio la voy fijando y repasando con una plegadera hasta
que quede completamente adherida al cuadernillo.
El sobrante de
tisú de los extremos lo doblo hacia la otra cara del cuadernillo o bien lo dejo
sobrante y lo corto con unas tijeras dependiendo del grado de refuerzo que
quiera darle a ese cuadernillo
Cada vez que
termino de reparar un cuadernillo lo pongo entre dos tablas y a su vez entre
algún material aislante.
El material
aislante puede ser un remay, una especie de tejido sin tejer que no se pega en
contacto con colas, o algo similar.
Pasado un tiempo
aproximado de seis horas retiro las hojas reparadas que estaban entre tableros
y el remay
Las voy doblando
por la mitad porque al pegar el papel japonés ha quedado el doblez rígido,
Y finalmente
embucho cada hoja reparada con su correspondiente cuadernillo
De tal modo que
tengo el libro desmontado y reparado dispuesto para iniciar una nueva
encuadernación.
Hasta el siguiente.
M. Valero